El pasado 3 de marzo
sufrimos el último temporal de los once consecutivos, seis de ellos
ciclogénesis explosivas, que llevamos este invierno. Sin embargo la
sensación que nos hemos llevado todos es que este último ha sido el
más virulento gracias a la suma de varios factores; A las olas de 8
y 10 metros de altura que coincidieron con pleamares de mareas vivas
a las se le unieron vientos huracanados de más de 120 km/h. Esto
provocó, por ejemplo, que las olas entraran en la Ría del Barbadún
varios kilómetros aguas arriba, sobrepasando incluso el puente de la
carretera general que pasa junto al Centro de Formación Profesional
en Muskiz.
Todos hemos visto en la
televisión, imágenes de grandes olas arrasando puertos,
construcciones playeras, poblaciones, carreteras... con consecuencias
debastadoras. He tenido la oportunidad de vivirlo en directo y ser
testigo de la fuerza de la mar. De como esta reclama una y otra vez
al hombre lo que es suyo. Lo que le pertenece por derecho propio.
El día de marras estuve
viendo el “maretón” en la Playa de La Arena en Muskiz. Siendo
testigo directo de como las olas abatían una y otra vez la costa
impulsadas por fortísimas rachas de viento que ayudaban al agua
ganar territorios conquistados a la mar. Pero donde quedaba patente
la importancia de la dunas costeras. Auténticos diques naturales que
evitaban males mayores.
En la parte izquierda de
este playa, junto a la ría del Barbadún, se encuentra la duna
natural más grande de Euskadi, gracias a las 10.4 hectáreas de
extensión. Aquí también las olas la abatían sin piedad una y otra
vez. A ellas y al puente de Pobeña, que sobre la ría llega a las
estribaciones de esta duna. A medida que subía la marea las grandes
olas impulsadas por el viento la sobrepasaban arrastrando todo tipo
de material que había depositada en la línea de playa.
Pero no fue hasta la
pleamar de la tarde cuando las olas entraban con mayor fuerza y como
si de un tsunami se tratara. En estas excepcionales instantáneas se
aprecia perfectamente como una gran ola pasa por encima del puente de
Pobeña y entra con fuerza por las dunas al interior del Barbadún.
Estas olas han hecho que
el arenal haya ganado extensión hacia el interior gracias a los
trabajos de recuperación de la marisma. Hasta hace pocos años CLH
tenía aquí grandes depósitos de combustible. Pero tras su traslado
a las instalaciones portuarias de Santurtzi... la marisma ha
recuperado su terreno... y tras este último temporal toneladas de
arena han penetrado en ella... el sistema dunar crece de forma
natural.
Vistos los resultados
tenemos claro otra vez más que la vencedora es la propia naturaleza.
El puente que ya había sufrido unos pequeños desperfectos tran el
último temporal en febrero, ahora quedaba totalmente inutilizado. La
mar lo levantó y desplazó lateralmente de sus pilares.
Sin embargo la duna ahí
está. La cobertura vegetal con sus profundas raices, cimientos
naturales de éstas, han impedido que la duna se deshaciera como un
castillo de naipes. Las dunas han conseguido lo que el hombre con sus
construcciones no... aguantar.
Ahora el ecosistema de la
playa se pondrá en marcha. La zona de rompientes y desembocadura de
la ría controlados por el oleaje removerá y transportará la arena.
La acumulada y la arrebatada a la playa. Pero será el viento, el
motor dinámico más efectivo del campo de dunas, las que la darán
forma. La transportaran y acumularán... y es ahora cuando más que
nunca el hombre la tiene que dajar sóla. Sin pisarla, sin caminar en
su interior. El apelmazamiento impide la aparición de la cobertura
vegetal que tanto mal hace a las dunas, o que las que lo hagan sean
plantas invasoras. Y no una de nuestras joyas vegetales la endémica
Ononix ramosissima que hace que este sistema dunar en
particular, se convierta en un Lugar de Importancia Comunitaria (LIC).
Para más Inri el miércoles 19 de marzo seguía el invernante ilustre de esta playa y este año. La Collalba desértica (Oenanthe deserti) Desert Wheatear recorriendo la línea de la Playa de La Arena... una auténtica superviviente después de tanto temporal... y que estará a punto de migrar. La foto no corresponde a este día sino a primeros del mes de enero de este mismo año.
Para más Inri el miércoles 19 de marzo seguía el invernante ilustre de esta playa y este año. La Collalba desértica (Oenanthe deserti) Desert Wheatear recorriendo la línea de la Playa de La Arena... una auténtica superviviente después de tanto temporal... y que estará a punto de migrar. La foto no corresponde a este día sino a primeros del mes de enero de este mismo año.
Desde aquí agradecer primero a la Fundación Lurgaia por el magnífico trabajo de conservación con estas dunas y felicitar también a
Zarautz por su firme intención de recuperar la duna arrebatada por
un Campo de Golf.
Un saludete
Gorka Ocio
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