jueves, 6 de noviembre de 2014

ENTRE PATERAS Y ORCAS EN EL ESTRECHO



Este año por fin he/hemos pegado la campanada en aguas del Estrecho. Después de dos años infructuosos donde incluso fuimos testigos de la cruda realidad de la inmigración al encontrar en plenas aguas tumultuosas a seis ateridos sub saharianos en una balsa de juguete. Ocurrió en agosto de 2013. Justo un año antes. No vimos orcas... pero...
Entre las mismas embarcaciones de los marroquíes que pescan a los gigantescos atunes rojos que salen por las Bajas de Tanger a aguas abiertas del Atlántico... y donde se suelen encontrar las orcas para robarles los pescados que por derecho propio les pertenecen... nos encontramos de bruces con la otra realidad. La dura.

Tras avisar a Salvamento Marítimo, darles agua y custodiarles para que no sufrieran ningún percance... gracias al francés de colegio de Jesús Menéndez se les consiguió tranquilizar. No pensábamos abandonarlos y la ayuda estaba en camino. Mientras veíamos como desde Tarifa venía a toda velocidad la esperanza.

Cuando fueron recogidos y ya a salvo... nos lo agradecieron con su mirada. Donde veíamos como de corazón nos agradecían nuestro pequeño gesto. A los seis... se nos cayó el alma a los pies. Nos quedamos sobrecogidos. Nosotros éramos seis amigos en busca de orcas en un velero y ellos en busca de una vida mejor en una paupérrima balsa de juguete.



Mucha suerte amigos...

Este año como os digo lo he vuelto a intentar por tercer año consecutivo. Es lo que tiene la fauna salvaje. A cabezotas no nos ganan... así que en esta ocasión y con alguna baja... lo volvimos a intentar. Con el mismo velero de Pepe Fernández, el Aroha Rahi de Charters Kolibri.

Así que este año tras partir de La Línea... nos dirigimos de nuevo a las bajas de Tanger. Allí los pescadores marroquíes ya tenían sobre su cubierta a los grandes peces. Sus aletas caudales sobresaliendo de las regalas daban fe de sus capturas. Incluso tuvimos la fortuna de ver como subían a bordo un gigante de más de 300kg. Como no podían los de la primera patera tuvo que venir un refuerzo de tres hombres más. Al final entre los seis lo subieron a bordo.



Pero como las orcas se conocen la jugada, que mejor esperar a que piquen en uno de las decenas de lineas que inundan la zona otras tantas pateras de pescadores. Cuando ven que ha picado uno se dirigen rápidamente para comer su proteínica ventresca. Ese es el mejor momento para localizar a las orcas. Y este verano así conseguimos localizar un grupo de seis ejemplares...

Un macho enorme con una aleta dorsal de más de dos metros...

Dos hembras acompañadas por un macho jóven...


Y otra hembra con su cría de corta edad

Cría que nos deleitó con una buena colección de saltos.





Un saludete

Gorka Ocio