martes, 27 de octubre de 2009

ANTÁRTIDA: viaje al confín del mundo (II parte)

PASO DEL DRAKE: La confluencia de tres océanos. Hábitat natural de los gigantes del aire, los Albatros viajero y real

Tras abandonar el Canal de Beagle y pasar junto al Cabo de Hornos, el capitán puso rumbo sur para cruzar el Pasaje Drake, que separa los dos continentes. Esta barrera biológica es el marco de la Convergencia de tres océanos; donde el Antártico sumerge sus aguas polares debajo de las aguas más cálidas del Atlántico y Pacífico. Este hecho genera gran cantidad de nutrientes que sustentan la rica biodiversidad marina.
Estas aguas son unas de las mejores del mundo para observar a las aves voladoras más grandes de la tierra, los albatros viajero. Tengo que reconocer que no esperábamos verlos tan pronto. Abandonamos de noche la costa americana y al subir al puente a las 5:30 horas de la mañana la primera imagen que se presentó ante nuestros incrédulos ojos fueron dos enormes albatros; el real y el viajero. Dos bimbazos de escándalo, que no hicieron más que confirmarnos que teníamos la suerte de nuestro lado.
El Albatros viajero (Diomedea exulans) no es un ave que se caracterice por seguir a los barcos. Así que las pocas oportunidades que tuvimos para verlos había que aprovecharlas. El único inconveniente era el balanceo del barco y el fuerte viento.
Efectivamente las fotografías demostraron que no eran producto de nuestra imaginación, eran ejemplares adultos con la característica mancha ocre en la zona auricular que le confiere el plumaje reproductor. Casi cuatro metros de pájaro con un volar imponente y majestuoso que sorteaba con suma parsimonia las grandes olas del Drake mientras buscaban alimento
Y es que estábamos en unas de las aguas más peligrosas del mundo. Donde yacen innumerables barcos que fracasaron en su intento de cruzar el famoso cabo rumbo al Pacífico, al verse inmersos en fuertes temporales. No es para menos, durante los tres días que se tarda en cruzar el Pasaje de Drake para llegar a la Península Antártica, sufrimos las durísimas inclemencias del tiempo, tanto a la ida como a la vuelta, con vientos fríos del W F 7-8 y olas de más de siete metros.
Como imaginaréis la navegación en estas aguas no era nada agradable. La mar que venía del Pacífico nos daba irremediablemente de costado, moviendo en exceso el barco y convirtiendo la aventura para más de la mitad del pasaje en una auténtica pesadilla. Para nosotros la mayor incomodidad era a la hora de estar en cubierta o en el puente observando la numerosa fauna ornítica, sobre todo en la popa del barco, cuando las olas salpicaban con violencia en su interior.
En estas aguas las aves marinas y entre ellas los imponentes albatros nos realizaban continuas pasadas de popa a proa y a pocos metros de distancia, y esa oportunidad había que aprovecharla. Sobre todo para retratarles cuando cabalgan sobre las olas. Lo peligroso era indudablemente la mar que conseguía librar la altura de la regala de la cubierta de popa y entraba con violencia. Así que para llegar a la misma popa había que sortear primero esta parte y luego allí aislados sujetarse con las rodillas en los contrafuertes del mamparo y poder sacar así las fotos. De vez en cuando el agua que inundaba la cubierta llegaba a nuestra posición y en un par de ocasiones tras cubrirnos hasta las rodillas comprobamos en nuestras carnes lo fría que es la mar con sólo dos grados de temperatura… al final la prudencia aconsejo retirarse a las cubiertas superiores y al puente del barco.
Albatros real del Sur (Diomedea e. epomophora)
Prión picofino (Pachyptila belcheri)
Albatros ojeroso (Thalassarche melanophris)
Estábamos en plena orgía de aves marinas, en el hábitat idóneo de albatros, priones, petreles, fulmares, potoyuncos, paíños e incluso pingüinos.
Los abundantes Albatros ojeroso (Thalassarche melanophris) se pueden ver durante todo el Pasaje del Drake...
Albatros ojeroso (Thalassarche melanophris) adultos
Albatros ojeroso (Thalassarche melanophris) subadulto
Petrel damero con Albatros ojeroso
la línea que supone el “choque” entre estos océanos separa convenientemente los dos ecosistemas de las distintas especies marinas. Mientras en estas aguas seguíamos viendo a las dos especies de albatros real, los del Norte y del Sur
Parecían conocerse. Nada más posarse frotaron sus picos. El tercer albatros optó por marcharse.
Albatros real del sur (Diomedea epomophora)
Albatros real del norte (Diomedea sanfordi)
y a los contados cabecigris (Thalassarche chrysostoma).
adulto
jóven
Sólo en aguas antárticas aparecía el escaso Albatros tiznado (Phoebetria palpebrata).
adulto
jóven
Lo mismo ocurría con los priones. Pequeños petreles azulados de vuelo errático y nervioso, que con bruscos cambios de dirección, parecían estar más a merced del viento que de sus facultades de vuelo. Vimos tres especies. En aguas de la plataforma americana habitaba el Prión Picofino, mientras en aguas más abiertas teníamos al azulado y por último al antártico.

Prión picofino (Pachyptila belcheri)
Prión azul (Halobaena caerulea)
Prión antártico (Pachyptila desolata)
Muy abundante y confiado también resultó ser el Petrel Gigante del Sur. Las continuas pasadas que hicieron junto al barco y a muy corta distancia permitió muy buenas observaciones. Curiosamente todos los ejemplares vistos fueron adultos, mientras los jóvenes sólo los observamos en el Canal del Beagle. Más escaso resultó el Petrel Gigante del Norte distinguible únicamente por la uña roja de su pico.

Petrel gigante del sur, fase blanca
Petrel gigante del sur (Macronectes giganteus)
Petrel gigante del norte (Macronectes halli)
En estas aguas disfrutamos y mucho con una de las aves marinas más bonitas que existen gracias a la combinación ajedrezada del negro y blanco del Petrel damero. Muy abundante por todo el Drake incluso en aguas antárticas. Donde curiosamente el Petrel Antártico resultó ser muy escaso. Sólo los vimos durante un día y antes de llegar a las Shetland del Sur.

Petrel damero (Daption capense)
Petrel antártico (Thalassoica antarctica)
Con ellos solía interactuar el Fulmar austral. Más esbelto que el nuestro destacaba su pico más fino y las narinas azuladas.

Fulmar austral (Fulamarus glacialoides)
Fulmar, Petrel antártico y damero
Sólo vimos dos especies de pardelas. Las grandes, robustas y oscuras Pardelas gorgiblanca, donde el blanco de la barbilla sólo era visible de cerca. Y una esbelta Pardela sombría.
Pardela gorgiblanca (Procellaria aequinoctialis)

Pardela sombría (Puffinus griseus)
En esta amalgama de marinas no podían faltar las aves más pequeñas como el potoyunco y los paíños. En aguas de la plataforma americana encontramos un ejemplar de Paíño dorsigris (Garrodia nereis) y de Potoyunco común (Pelecanoides urinatrix). En aguas abiertas del Drake destacaron tanto el Paíño ventrinegro, como el muy abundante Paíño de Wilson.
Paíño ventrinegro (Fregetta tropica)
Paíño de Wilson (Oceanites oceanicus)
Pero no fue hasta llegar muy cerca de las Shetland del Sur, en aguas antárticas cuando disfrutamos con los primeros pingüinos barbijo (Pygoscelis antarctica). Estos aparecían fugazmente, como delfines enanos, al salir a respirar.

Indudablemente estábamos muy cerca de las primeras islas antárticas: Las Shetland del Sur...
Albatros ojeroso al atardecer

En el siguiente capítulo
Shetland del Sur: Elefantes marinos, lucha entre titanes