Durante la primera semana
de mayo he tenido la oportunidad de navegar durante varios días las
aguas que bañan las costas de Sierra Leona en el África Occidental.
Siempre es prácticamente lo mismo... después de días baldíos en
fauna marina a cientos de millas de tierra firme, a medio camino
entre América y África y en pleno Atlántico... en cuánto nos
acercamos a la plataforma continental, a los verticales cantiles
marinos africanos, la vida surge de nuevo como un maná. Aguas ricas
en nutrientes... la vida florece a cada milla.
Y así ha vuelto a
ocurrir una vez más. Esta vez hemos navegado a cuarenta millas de
distancia de tierra firme... o lo que es lo mismo... 72 km de
tierra. Aquí la vida surge a cada paso. A cada milla recorrida. Vida
marina salvaje y en estado puro. Salitre en vena con cada
avistamiento y momento vivido... tanto con los peces, como con las
aves o como con los mamíferos marinos.
En estas aguas debemos de
estar preparados para ver casi cualquier cosa, cuanto más horas en
cubierta más oportunidades se nos presentan... sobre todo con
tiburones. Aguas ricas en ellos. Donde nadan libres y en una búsqueda
incansable de alimento, pricipalmente peces, así que no es de
extrañar que sigan a los grandes bancos de atunes con los que
comparten “mesa y mantel”. Así que mientras el atunero en el que
navego está buscando incansablemente a estos grandes migradores
marinos... las oportunidades para observar fauna marina aumenta
exponencialmente.
Atunes de Aleta Amarilla
(Thunnus albacares)
Las aves marinas son
nuestros primeros indicadores que hay que peces en las inmediaciones.
Los “bitxetakos” o “sergueras” producidas por los túnidos
cuando se avalanzan sobre un cardumen de peces pequeños provocan un
pequeño frenesí de otros oportunistas que se suman al “pastel...
tanto de grandes velocistas marinos como el Pez Vela del Atlántico
(Istiophorus albicans)
del que huyen con planeos
de más de un centenar de metros los peces voladores...
… o como las aves... en
este caso los Charranes árticos que a cientos han realizado un alto
en su migración hacia el norte para darse un aperitivo...
Y dónde hay esternas no
pueden faltar los inigualables comensales oportunistas, los número
uno en el arte del pirateo en estas aguas... los Págalos. En este
caso el más abundante de ellos es el Págalo rabero. Y no es
baladí... casi el 90% de avistamientos, de varios cientos, en lo que
llevamos de marea... son de esta especie. Como este precioso adulto
con sus rectrices internas todavía no desarrolladas totalmente.
El “aceite” que
producen estas grandes concentraciones de pescado atraen a los
“pequeños” de la mar. Los Paíños. Los Leach, prácticamente
han retornado ya a sus cuarteles de cría en las costas
norteamericanas... pero han dejado paso a los Paíños de Wilson. Que
por miles vemos ahora por estos lares después de haber abandonado
aguas antárticas.
Paíños de Wilson
El 7 de mayo... unos
característicos “chirridos” me hacen mirar al cielo. Decenas y
decenas de Vencejos comunes (Apus apus) revolotean nerviosos
sobre el barco. Tan pronto se va un grupo, como llega otro a
reemplazar su plaza. Estoy durante cerca de dos horas observando a
los vencejos... mis primeros del año y en la posición 06 40N 012
23W. Consigo realizarles algunas fotografías para inmortalizar el
momento... y cuando llego a tierra me quedo atónito al ver el mapa
de migración de los vencejos... gracias a los pequeños PTTs que
portan y nos “chivan” sus rutas migratorias. Así en su viaje de
vuelta y tras penetrar en el Golfo de Guinea vuelven a tierra por las
costas de Liberia y Sierra Leona... donde los he visto yo ahora.
Pero no sólo vencejos
sorprendemos en el barco. A finales de Abril un Papamoscas gris llegó
exhausto al barco. Le pillé justo en el momento en el que se posó
en nuestra proa. Tras coger aire y descansar un poquito se entretuvo
alimentándose de los pequeños insectos, que atraidos por las luces
nocturnas del barco, descansaban en cubierta.
Sin embargo, tengo que
reconocer que los tiburones son los que me producen una especial
atracción. Elegantes al nadar, poderosos, grandes predadores marinos
se hacen por desgracia cada vez más raros de observar... por culpa
de una sopa maldita... que no sabe a “ná”. Sólo para contentar
a la creciente clase media china y así llevar al borde de la
extinción a los escualos.
El tiburón más fácil
de ver por estas aguas sigue siendo el Jaquetón sedoso (Carcharhinus
falciformis).
Pero es el Jaquetón
Oceánico o de Puntas Blancas (Carcharhinus longimanus) el que
produce mayor respeto. Muy osado y atrevido, muerde antes de
preguntarse si es comestible. Nada muy tranquilo en superficie.
Antaño los pescadores los utilizaban para capturar atunes ya que
estos nadaban siempre siguiéndole. Sin perderle de vista. Aunque ahí
están otros peces para echarle un pulso. En todas las ocasiones que he
observado a esta especie de tiburón, ya sea de noche junto a las
luces del barco, o de día... lleva su séquito de Peces pilotos.
Azulitos y rallados que nadan muchas veces a pocos centímetros de su
morro y delante de él... como en un claro desafío.
Sin embargo, otra vez más
son los delfines los que no dejan impasible a nadie. El patrón tuvo
el detallazo de levantar los sónares para que decenas de ellos
cargasen desde el horizonte a nuestro barco... y permitir que así
media docena de ellos nos acompañasen durante poco más de una hora.
Se tratan de Delfines de Clymene (Stenella clymene). Una mezcla de
nuestros delfines comunes y listados. Con la misma energía que ellos
y las mismas ganas de interaccionar con nosotros.
Una oportunidad así no
hay que desaprovechar... tumbado sobre la proa... disfruto como un
enano mientras saco hasta casi la extenuación decenas de
instantáneas... y les miro como nadan a 11 nudos en la proa sin
apenas esfuerzo, mientras dan grandes saltos que me permite oirles
perfectamente sus chillidos y chasquidos. Un lujo para los sentidos
Espero que os haya
gustado
Un saludete
Gorka Ocio
12 comentarios:
Supongos que tendras momentos de una paz tan grande que puede llegar a agobiar pero que luego es compensada con esa adrenalina que se tiene que sentir al ver tanto bicho y de tantas especies, muy bueno el relato.
Fantástica entrada...una gozada leerlo.
Salud!!
Fantasticas fotos y muy interesante relato.
Ya me apuntaría yo a algun viaje de esos, eso si, a lo turista, desde luego tus fotografias me han encantado, y hay algunos peces que no los había visto en la vida, en resumen, me ha parecido genial esta entrada. Te animo a seguir, un saludo!
Si Iñaki, sí... hay muchos días que navegas por una mar completamente desierta... pero siempre hay algo que rompe la monotonía... y la cámara por supuesto siempre a mano esperando ese instante. Que te voy a contar que ya no sepas.
Gracias también a Aitor, Delfín y Xurde por vuestros comentarios y ánimos.
Un fuerte abrazo a todos desde Costa Marfil
Gorka Ocio
Totalmente de acuerdo con los comentarios anteriores -¡una entrada fantástica! Una pregunta: ¿tienes alguna idea/teoría por qué los vencejos entran tan lejos de tierra en el Golfo de Guinea? ¿Por los vientos reinantes?
Un abrazo,
Aupa Andy
La verdad es que más al norte... a la altura de Guinea Konakry y Bissau los vientos predominantes son de N-NW... y en Senegal Y sur de Cabo Verde del N-NE Así que es posible que sea una de las causas por las que prefieren hacer el resto del trayecto por tierra firme y no acabar en las "cochinchambas".
Pero si es muy curioso ver como atajan por todo el Golfo de Guinea y a muchas millas de tierra firme a la subida. Ahorro energético?
Gorka
Un post delicioso. Lo he disfrutado de verdad. Las fotos, para largar baba durante muchos días.
Un saludo.
Guapísimo post Gorka!!!
Un abrazo,
Damián
Es una delicia para los sentidos leerte, revivo con cada entrada los maravillosos ferrys a Portsmouth.
Gracias,
Fernando Sánchez-Biezma
Me interesa la posibilidad de ir a distintos lugares y poder relacionarnos con la fauna del lugar. Por eso si logro obtener vuelos baratos para otros lugares me gusta ir a nuevos sitios y conocer otros lugares
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