El trabajo me ha llevado, durante los meses de marzo de 2010 y 2011, a las aguas que bañan las costas ghanesas de Tema (Accra) y Takoradi. En esta parte del Golfo de Guinea la mar por lo general no da mayores problemas y suele estar en calma la mayor parte del año, aunque la humedad y el calor rallan lo asfixiante. La costa está salpicada de pequeñas calas y playas con una fuerte presión humana principalmente de pescadores locales. Sus puertos con muchas limitaciones son usados principalmente por cargueros de mineral y grandes barcos de apoyo de las plataformas petrolíferas.
Lo primero que llama la atención para un aficionado a las aves marinas es la ausencia total de gaviotas. Lo que sí encontramos son Charranes real (Sterna maxima) y charranes patinegro (Sterna sandwicensis) patrullando la línea de costa y en menor medida dentro de los puertos. En estos si encontraremos de forma relativamente abundante a los omnipresentes cuervos pio (Corvus albus) y a los milanos negro africano (Milvus migrans parasiticus).
Charrán patinegro
Charrán real
Con suerte también podemos encontrar algún Cormorán africano (Phalacrocorax africanus).
Sin embargo es cuando salimos a la mar cuando vemos la riqueza de estas aguas. Empezando por las primeras Gaviotas cocinera (Larus dominicanus) de tercer año y adultas, volando entre los barcos que se encuentran fondeados a 2 millas de la costa (3,6 km). He de decir, que en más de cuatro viajes distintos que he realizado a esta la zona, principalmente en Costa de Marfil y Liberia, nunca he visto un sólo lárido. De hecho, esta ha sido la única especie y curiosamente siempre frente a las costas de Ghana.
A medida que nos alejamos de la costa entramos en los dominios de los págalos. También tiene su lógica, gracias a la gran cantidad de charranes y fumareles que habitan en el Golfo. Sobre todo Fumareles común (Chlidonias niger) que saben sacar buen provecho de las balsas de hierva que arrastradas por los ríos flotan muchos cientos de millas mar adentro.
Efectivamente nos encontramos en los dominios de los págalos. Aunque podemos encontrar a nuestros cuatro págalos, son los pomarinos (Stercorarius pomarinus) y los rabero (Stercorarius longicaudus) los que se llevan el 85% de los avistamientos. Y estamos hablando de cientos de ejemplares. Eso si, todos están en plena muda avanzada, y no paran de atosigar a los esternas e incluso a los paíños como los Leach (Oceanodroma leucorhoa) o los madeira (Oceanodroma castro).
Págalo pomarino
Págalo rabero
Paíño de Madeira
Así mismo, y dentro del Golfo de Guinea también nos podemos encontrar con buenas manadas de Delfines Común de Hocico Largo (Delphinus capensis)
ó los más abundantes Delfines de Clymene (Stenella clymene).
Y con más suerte y de cerca a las Mantas diablo saltando fuera del agua (Mobula rancurelli).
Mientras recorremos millas saliendo a mar abierto, a las aguas profundas del Océano Atlántico,
levantamos a nuestro paso y con la proa del barco decenas de peces voladores.
Estos utilizan la parte inferior de su aleta caudal para impulsarse coleando fuera del agua mientras despliega sus aletas pectorales en un planeo vertiginoso. Los ejemplares grandes como los de la foto pueden volar antes de sumergirse de nuevo casi 200 metros de distancia. Todo un espectáculo.
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