miércoles, 29 de abril de 2015

CRUZANDO EL ATLÁNTICO: PIQUEROS PATIRROJOS







En abril de este año he tenido de nuevo la oportunidad de cruzar el Atlántico desde las costas africanas hata las aguas limítrofes de Brasil.
Sin embargo en medio del Atlántico salvo mal tiempo no se ve fauna marina resaltable... salvo algún tímido Petrel de Bulwer ó Galeras portuguesas.





Pero no es hasta llegar a los grandes bajíos y plataforma americana cuando empezamos a disfrutar con la vida marina. Tanto de su rica variedad de peces...

Como los Bananos (Elagatis bipinnulata)

Los llamados por los pescadores Chicharros, un carángido (Caranx crysos)


Las imponentes Tortugas laud (Dermochelys coriacea), no en bano son las más grandes del mundo. 


Los tiburones Jaquetones oceánicos o de Puntas blancas (Carcharhinus longimanus)

Las gigantonas Mantas diablo (Mobula rancunelli)

O las dormilonas, que recuerdan a las chernas (Lobotes surinamensis)

Por supuesto no nos olvidamos de las aves. Donde destacamos a los rezagados Paíños de Leach... que se encuentran retornando a sus zonas de cría en América del Norte.




Los primeros Paíños de Wilson que abandonan las inmediaciones de la Antártida para subir a los ricos bancos de Terranova.



Así como los Charranes árticos abandonando sus cuarteles de invierno para subir al Norte a perpetuar su especie

Donde hay esternas no pueden faltar los págalos. Como los recien mudados Págalos pomarinos



O esta solitaria Pardela cenicienta

He dejado para el final el motivo de esta entrada: Los Piqueros patirrojos. Y es que estas aves cuando aparecen en alta mar no dejan indiferente a nadie. Gracias a esa costumbre que tienen de seguir volando a la par del barco para alimentarse de los Peces voladores que levanta su proa. Y donde podemos ver la agilidad y extraordinaria velocidad que alcanzan en picados increíbles.

Así pudimos ver un inmaduro






Juveniles que no dudan en dar imponentes picados



Un adulto fase oscura







Un adulto fase clara. De esta variedad he visto en contadas ocasiones.




Sin embargo no es hasta cuando hacen acto de presencia los Peces voladores cuando disfrutamos a tope de la esencia de estas velores y gráciles aves.












Aunque antes de llegar a “triunfar” se pega muchos revolcones. Le gusta coger cierta altura para así en un picado de infarto alcanzar la máxima velocidad y poder alcanzar a los no menos veloces peces voladores. O al menos intentarlo.









Espero que os haya gustado la entrada

Un saludete

Gorka Ocio